Índice
- ¿Qué es la gestión de workflows?
- Workflow vs Proceso: ¿cuál es la diferencia?
- ¿Cuáles son los beneficios de un sistema de gestión de workflows?
- Ejemplos concretos de aplicaciones de la gestión de workflows
- ¿Qué herramientas y tecnologías se usan para gestionar los workflows?
- Tendencias en gestión de workflows
- Optimizar workflows hoy, preparar el crecimiento de mañana
- FAQs sobre Gestión de workflows
- Referencias
Los datos recientes confirman el reto: el 58 % de la jornada de un empleado todavía se pierde en coordinación (emails, reuniones, búsqueda de información), lejos del trabajo cualificado que realmente crea valor. [1]
A nivel macro, McKinsey estima que la automatización puede aumentar el crecimiento de la productividad mundial entre 0,8 y 1,4 puntos por año, lo que sitúa la automatización entre los motores estructurales de competitividad. [2]
Más allá de las estadísticas, la pregunta es simple: ¿cómo hacer que el workflow sea más fluido, más inteligente y más humano, apoyándose en la tecnología?
¿Qué es la gestión de workflows?
La gestión de workflows (en inglés, workflow management) consiste en organizar, automatizar y optimizar las secuencias de tareas que componen la actividad de una empresa. La idea es proporcionar una estructura clara a los flujos de trabajo para que cada etapa, cada actor y cada herramienta se articulen de manera coherente.
El concepto de workflow abarca la sucesión de acciones necesarias para llevar a cabo una tarea, por ejemplo:
- Validación de una solicitud de vacaciones,
- Procesamiento de una factura,
- Integración de un nuevo empleado, etc.
En ausencia de una gestión centralizada, estas acciones suelen estar dispersas entre varias herramientas, distintos interlocutores y dependen de la transmisión manual de la información. El riesgo es evidente: pérdida de tiempo, duplicaciones, errores e incluso frustración de los equipos.
Implementar una gestión de workflows significa precisamente reducir estas fricciones. Esto equivale, en cierta forma, a mapear las etapas, automatizar las que sea posible y crear un seguimiento de tareas transparente.
De este modo, cada colaborador sabe cuándo intervenir, qué herramientas usar y en qué momento pasar el relevo.
Este enfoque, anteriormente asociado a la industria manufacturera, se ha impuesto hoy en todos los sectores gracias a las tecnologías digitales y a las soluciones SaaS.
La gestión de workflows no solo busca la eficiencia operativa. También constituye un factor de coherencia organizativa. Al hacer visibles estos flujos que antes eran invisibles, permite a los directivos obtener una visión clara de las actividades, identificar cuellos de botella y ajustar los recursos. Es el puente entre la estrategia y la ejecución diaria.
Workflow vs Proceso: ¿cuál es la diferencia?
Los términos workflow y proceso a menudo se usan de manera intercambiable. Sin embargo, representan dos realidades distintas. Esta diferencia es esencial para no confundir la visión estratégica con la ejecución operativa.
El proceso representa la estructura global: es el conjunto de actividades coordinadas que contribuyen a un objetivo. Por ejemplo, la gestión de recursos humanos incluye reclutamiento, onboarding, formación, evaluación del desempeño y gestión administrativa. Se puede considerar un marco amplio, diseñado para organizar un área completa de la empresa.
El workflow, en cambio, se centra en la secuencia concreta de acciones dentro de ese proceso. Describe con precisión las etapas, su orden y los roles de cada persona. Por ejemplo, en el proceso de contratación, un workflow típico podría ser: “Redacción de la oferta → Publicación en portales de empleo → Recepción de candidaturas → Entrevistas → Validación final → Envío de la promesa de contratación”.
En otras palabras, mientras el proceso define la visión estratégica, el workflow constituye la ejecución operativa. Ambos son inseparables: sin proceso, el workflow pierde sentido; sin workflow, el proceso sigue siendo una abstracción.
Esta distinción no es solo semántica. Tiene implicaciones prácticas para las empresas. Cuando buscan optimizar su organización, deben identificar si la dificultad se encuentra en el proceso (estrategia demasiado compleja o mal definida) o en el workflow (secuencia poco fluida, falta de automatización). A menudo, actuar sobre este segundo nivel genera beneficios de productividad más rápidos.
¿Cuáles son los beneficios de un sistema de gestión de workflows?
Implementar un sistema de gestión de workflows no es solo una decisión tecnológica: es un verdadero cambio organizacional que transforma la manera en que los equipos trabajan juntos. Los beneficios son múltiples y a menudo superan las expectativas iniciales.
1. Ahorro de tiempo medible ✅
Uno de los primeros beneficios es la reducción de tareas repetitivas y manuales. Gran parte del tiempo laboral de un empleado sigue dedicada a actividades periféricas como búsqueda de información, intercambios de emails o reuniones de seguimiento. [1] La gestión de workflows permite automatizar estos pasos secundarios y devolver a los colaboradores tiempo para tareas de alto valor.
2. Mejor visibilidad y trazabilidad ✅
Al definir y seguir cada etapa, los managers obtienen una visión clara del avance. Esto facilita la priorización, reduce retrasos y permite identificar rápidamente los cuellos de botella. En entornos con múltiples equipos colaborando (RRHH, finanzas, atención al cliente…), esta transparencia se convierte en un factor de confianza y fluidez.
3. Reducción de errores y costes ✅
Al estandarizar acciones y automatizar validaciones, se reduce significativamente el riesgo de errores humanos. Más del 90 % de las empresas que han adoptado la automatización de workflows observan una mejora notable en la calidad y precisión de los datos. [3] Menos errores también implican menos retrabajo y, por tanto, ahorros considerables.
Ejemplos concretos de aplicaciones de la gestión de workflows
Aunque la gestión de workflows pueda parecer abstracta, sus beneficios se vuelven muy claros al observarla en situaciones concretas. Cada departamento de una empresa puede aprovecharla, ya sea para agilizar la incorporación de nuevos colaboradores, acelerar el tratamiento de solicitudes internas o garantizar la fiabilidad de los procesos de validación.
1. Onboarding de un empleado
La integración de un nuevo empleado implica una serie de acciones: creación de una dirección de correo electrónico, asignación de material informático, firma electrónica de documentos de RR.HH., planificación de formaciones, etc.
Cuando no existe un sistema que coordine estas etapas, los olvidos o retrasos son frecuentes. Con un workflow automatizado, cada tarea se activa en el momento adecuado: el departamento de TI recibe una notificación antes de la llegada del empleado, el manager valida los accesos a los softwares y el colaborador accede a un recorrido de bienvenida estructurado. En definitiva, esta automatización contribuye también a fortalecer la marca empleadora.
2. Gestión de leads comerciales
En un departamento comercial, el tiempo de respuesta a un prospecto es determinante. Un workflow puede automatizar la cualificación de un lead, asignar automáticamente la ficha al comercial adecuado según reglas predefinidas (territorio, tamaño de la empresa, sector) y disparar un email de seguimiento personalizado. Esta orquestación reduce los tiempos de respuesta y maximiza las posibilidades de conversión.
Por ejemplo, utilizando Zapier, Outlook y Ringover, se puede activar el envío automático de un correo resumen con los próximos pasos a un cliente al finalizar una llamada con él.
3. Validación de facturas y presupuestos
En el área financiera, la circulación de un documento entre varios niveles jerárquicos puede ralentizar rápidamente la actividad. Un workflow asegura que cada factura siga un camino claro: recepción, verificación de datos, validación por parte del responsable y luego transmisión al departamento de contabilidad. Los recordatorios automáticos reducen los tiempos y minimizan los bloqueos.
4. Atención al cliente y soporte
Cuando un cliente envía una solicitud, un workflow inteligente puede clasificar automáticamente la petición, asignarla al agente competente e informar al cliente sobre el estado de su avance.
La incorporación de asistentes IA en estos flujos de trabajo incluso ha permitido, según un estudio del NBER, aumentar la productividad de los agentes de soporte en un 14 % de media. [4]
Ringover también ofrece un asistente de IA personalizable capaz de gestionar las solicitudes habituales de los equipos de soporte o escalarlas de manera inteligente a un humano. 👉 ¡Pruébalo!
5. Un retorno de inversión rápido
A diferencia de algunas transformaciones digitales complejas, los proyectos de gestión de workflows suelen mostrar un ROI corto.
En su estudio sobre automatización inteligente, Deloitte estima que las organizaciones avanzadas logran hasta un 31 % de reducción de costes en tres años, con un retorno de inversión a veces inferior a 12 meses. En definitiva, la gestión de workflows actúa como un verdadero catalizador.
¿Qué herramientas y tecnologías se usan para gestionar los workflows?
La gestión de workflows se apoya hoy en un ecosistema tecnológico en pleno auge. Durante mucho tiempo, estas herramientas estuvieron reservadas a grandes organizaciones mediante softwares complejos y costosos, pero los instrumentos modernos ahora están disponibles en modalidad SaaS, suelen ser fáciles de desplegar y pueden integrarse con los entornos ya existentes.
Plataformas SaaS de gestión de workflows
Soluciones como Kissflow, Monday.com, Asana, Jira o Zoho Flow ilustran esta tendencia. Ofrecen interfaces intuitivas, generalmente mediante arrastrar y soltar, que permiten a los equipos de negocio diseñar y ajustar sus workflows sin necesidad de depender del departamento de TI.
Esta democratización de la configuración se ha acelerado gracias al auge del low-code y no-code, que abren la puerta a una personalización rápida y económica.
Integración con sistemas existentes
Un criterio esencial es la capacidad de una herramienta para conectarse con otras piezas del ecosistema de la empresa: CRM, ERP, soluciones de RRHH o plataformas de soporte al cliente. Cerca del 70 % de los directivos consideran que la integración fluida de las aplicaciones es un factor crítico de éxito en sus proyectos digitales. [5]
Sin esta interoperabilidad, un workflow queda limitado a una sola función y la empresa pierde parte del valor esperado.
Automatización e IA como palancas
La automatización de workflows ya no se limita a reglas condicionales simples.
Las herramientas ahora incorporan capacidades de inteligencia artificial para recomendar el siguiente paso, clasificar automáticamente solicitudes o incluso detectar anomalías.
Tendencias en gestión de workflows
La gestión de workflows está experimentando una rápida transformación, impulsada por el auge de la automatización, la inteligencia artificial y las nuevas expectativas organizativas. Mientras que hasta hace poco se centraba principalmente en agilizar procesos administrativos, las soluciones actuales se imponen como plataformas estratégicas capaces de orquestar flujos complejos y generar valor a gran escala.
1. La hiperautomatización como horizonte
Más allá de la automatización de tareas aisladas, las empresas apuntan ahora a la hiperautomatización.
Este concepto combina múltiples tecnologías RPA (Robotic Process Automation), inteligencia artificial y process mining para coordinar cadenas completas de procesos.
2. IA integrada en el corazón de los workflows
Como se mencionó anteriormente, la inteligencia artificial ya no es una opción marginal. Se integra directamente en los workflows para clasificar automáticamente los datos, anticipar necesidades y asistir a los colaboradores. A largo plazo, estos asistentes podrían convertirse en socios naturales en la gestión diaria de los flujos de trabajo.
3. Low-code y no-code para democratizar la creación
El auge de las plataformas low-code/no-code abre un nuevo campo de oportunidades. Permiten a los equipos de negocio, a veces alejados del departamento de TI, diseñar sus propios workflows sin escribir una sola línea de código.
Esta tendencia responde a un doble objetivo: reducir la dependencia de recursos técnicos limitados y acercar la creación de workflows a la realidad operativa del día a día.
Beneficios concretos para una PYME
Para una pequeña o mediana empresa, la gestión de workflows ofrece principalmente un aumento inmediato de eficiencia. Permite automatizar tareas administrativas a menudo muy consumidoras de tiempo (facturación, seguimiento de vacaciones, gestión de solicitudes de clientes), al mismo tiempo que aporta una estructura clara que profesionaliza la organización. Al optimizar su tiempo y reducir errores, las PYMEs ganan en capacidad de respuesta frente a sus clientes y en competitividad en su mercado.
Optimizar workflows hoy, preparar el crecimiento de mañana
La gestión de workflows es mucho más que un marco para la productividad: es una forma de pensar y organizar el trabajo en un mundo donde la complejidad operativa no deja de crecer y donde las herramientas se multiplican.
Sus beneficios se perciben rápidamente: menos errores, mayor fluidez y un retorno de inversión a menudo en menos de un año. [3]
En un momento en que la hiperautomatización, la inteligencia artificial y el low-code están redefiniendo el panorama tecnológico, las empresas tienen todo el interés en estructurar sus workflows para seguir siendo competitivas. Esta práctica no solo concierne a grandes organizaciones: las PYMEs también encuentran en ella un impulso de agilidad y profesionalización.
Y como se mencionó anteriormente, un workflow solo tiene sentido si se comunica con el resto de herramientas de la empresa, por lo que las integraciones son esenciales.
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FAQs sobre Gestión de workflows
¿Qué es un workflow?
Un workflow es una secuencia de acciones que describe cómo se debe completar una tarea o un conjunto de tareas, paso a paso. Indica quién hace qué, en qué orden y con qué herramientas. Se puede comparar con un escenario operativo que garantiza que la información fluya correctamente de un actor a otro.
¿Qué es la gestión de workflows?
La gestión de workflows, o workflow management, se refiere al conjunto de métodos y herramientas que permiten diseñar, supervisar y optimizar estas secuencias de tareas. Combina organización y tecnología para agilizar el trabajo, reducir pérdidas de tiempo y ofrecer una mejor visibilidad de las actividades.
¿Cuáles son los diferentes tipos de workflows?
Generalmente se distinguen:
- Workflows secuenciales, donde las tareas se ejecutan en un orden lineal predefinido.
- Workflows paralelos, que permiten realizar varias acciones de manera simultánea.
- Workflows condicionales, que adaptan el recorrido según reglas o decisiones.
- Workflows ad hoc, más flexibles, que se ajustan a situaciones puntuales.
Referencias
- [1] https://www.businesswire.com/news/home/20220405005399/en/Asana-Anatomy-of-Work-Index-2022-Work-About-Work-Hampering-Organizational-Agility
- [2] https://www.mckinsey.com
- [3] https://www.deloitte.com/us/en/insights/topics/talent/intelligent-automation-2022-survey-results.html
- [4] https://www.nber.org/system/files/working_papers/w31161/w31161.pdf
- [5] https://www.mulesoft.com
Publicado el 10 Noviembre 2025.